He descubierto un portal a otra dimensión. La hallé en la puerta de un camión de esos que dicen «porteador privado» y que cobran un peso lo mismo por recorrer tres cuadras que tres kilómetros.
Quizás ustedes no me lo creerán pero baso mis afirmaciones en evidencias concretas. Lo primero: el camión estaba casi vacío y sabrán que esto es realmente extraño tratándose de estos vehículos, después una mujer arrancaba furiosamente los trozos a una almohadilla sanitaria, regando las pelusas por todas partes, con los pedazos obtenidos improvisaba curitas para poner en su talón, probablemente llevaba zapatos nuevos, he ahí los resultados de la Feria de Iberoarte.
A un costado cierto muchacho con aspecto de pepillo rural hurgaba en un maletín, sacó un cepillo y comenzó a lustrar sus zapatos como si estuviera en la sala de su casa o en algún lugar que le resultara familiar, y esto tampoco es algo usual, ¿o sí?
A mi otro lado una estudiante de Medicina buceaba en un libraco y pensé , si a pesar de los frenazos bruscos y los baches logra aprenderse algo todavía hay esperanzas para cuando me toque enfermarme.
Todo era muy raro. Cuando volví a atravesar el agujero de gusano, o sea, la puerta del camión, el día gris se había vuelto repentina y caprichosamente soleado y una mano se extendía para ayudarme a bajar.
Continué mi camino, quizás los de la otra dimensión también me encontaron extraña.
noviembre 6, 2013
6/11/13 at 6:09 pm
Qué loca y de cierta forma agradable esa dimensión Liset…!!!